viernes, 21 de junio de 2013

Una segunda oportunidad para Lucrecia y Nicolás

Cuando el elevador se detuvo, por la mente de Lucrecia jamás pasó ni por un segundo siquiera la idea de que al abrirse esa puerta aparecería  frente a ella el amor de su vida, Nicolás Rodríguez. Por eso al verlo aparecer y entrar al elevador sintió que el mundo se detenía a su alrededor, que el cuerpo no le respondía y la sangre dejaba de correrle por las venas, ¡Nicolás! Le gritaba su cerebro al mismo tiempo que su corazón latía al máximo, mil sentimientos se entrelazaban en ella, en segundos como una película pasaron en su mente tantos recuerdos y aquel doloroso final. Entre ese mar de confusión que tan inesperado encuentro le estaba provocando pudo comprender que para él no había sido menos aquella sorpresa, seguía pegado al botón del elevador que detiene las puertas para evitar que estas se cierren y a la vez la miraba como si un fantasma estuviera frente a él, ninguno de los dos podía siquiera decir una palabra. Cuándo ella apareció también en el elevador, Nicolás y Lucrecia parecían dos estatuas mirándose con los ojos llenos de tantas preguntas, de tantos recuerdos y de tantos reproches que ninguno de los dos se había dado cuenta de su presencia.

-         -- ¡Nicolás! ¡Puedes apretar el botón para bajar de una vez! gritó Estela y tuvo que hacerlo fuerte porque su marido no reaccionó las dos veces anteriores que le había dicho lo mismo.

Sacudiendo la cabeza y haciendo un intento fallido de disimular que se encontraba perturbado, Nicolás se apresuró a apretar el botón y tomar del brazo a su esposa que lo miraba con mucha curiosidad sin entender que le pasaba.

El grito de Estela sacó también a Lucrecia del limbo en que se había sumergido al ver a Nicolás, y fue hasta ese momento que pudo darse cuenta de lo que pasaba, él se había casado y además tenía un hijo pues junto a ella había un pequeño con los mismos ojos verdes de él.

A pesar de todo lo que sintieron ninguno de los dos se atrevió a decir ni una palabra, él se quedo junto a su esposa y tomó a su hijo en brazos tratando de distraerse con él para tranquilizarse un poco, a la vez que Lucrecia fingía leer un folleto que acababa de sacar de su bolso pero en silencio rogaba porque el elevador fuera más rápido y aquel bochornoso momento llegará a su fin. Cuando llegaron al lobby ella fue la primera en salir y desaparecer por el pasillo hacia la alberca, sin volver ni un segundo la mirada procurando dejar atrás los recuerdos agolpados en su mente y la tristeza que le provocaba descubrir que él se había casado con otra.

Se sentía molesta, no podía evitarlo por más que tratará de no darle importancia al encuentro, se repetía una y otra vez, “estoy de vacaciones y el pasado no me las va a arruinar”. Decidida camino hasta la playa y se acomodo en un camastro para tomar el sol e intentar relajarse pero era misión imposible. No dejaba de pensar porque la vida le jugaba esta mala pasada, porque razón existiendo tantos lugares de playa y tantos hoteles en Cancún tenían que elegir el mismo para tomar sus vacaciones, y peor aún porque Roberto no había podido acompañarla en estas vacaciones, al menos estando él a su lado no se habría sentido tan mal pues habría habido un equilibrio de sorpresas, es más le habría gustado que Nicolás la viera acompañada.

 El ego y el dolor se apoderaron de ella, le dolía tanto verlo junto a su familia, se sentía enojada y a la vez demasiado herida. Todos los recuerdos de su historia con él le venían de golpe a la mente y no podía evitar que las lágrimas le escurrieran, en ese momento lo único que deseaba era desaparecer de ese hotel y esconderse en algún lugar alejado para poder llorar y recuperarse de nuevo. Había sido tan difícil para ella rehacer su vida después de romper con Nicolás, le costó tanto salir de la profunda depresión en que cayó en ese entonces  que no estaba dispuesta a recaer.  Fueron cinco años que no olvidará nunca, meses de terapias psicológicas y al final un gran esfuerzo de su parte fue decisivo para salir del pozo en que había caído.

 Como un cassette en reversa su mente iba retrocediendo en los recuerdos mientras no podía dejar de llorar, seguía en el mismo camastro ahí en la playa pérdida en el pasado, con una tristeza clavada de nuevo en medio del alma. Él era y seguía siendo el gran amor de su vida por eso verlo la trastornaba tanto. Habían estado juntos más de tres años, y eran muy felices hasta aquel día en que él desapareció sin dar ninguna explicación, sin despedirse siquiera, sin contestar nunca las llamadas ni los mensajes que le envió. Nicolás la había abandonado a los pocos meses de que se habían ido a vivir juntos y faltando sólo dos semanas para su boda. Nunca entendió porque se fue, se paso meses torturándose tratando de entender en qué momento el dejó de amarla y porque no tuvo el valor de decírselo a la cara, le dolió tanto que se haya ido así como un cobarde. De nuevo se llenaba de la angustia de aquellos tiempos en los que pedía a gritos una respuesta, una razón que justificará tan cobarde huída por parte de Nicolás.

Las lágrimas no paraban y no pudo más, necesitaba dejarlas correr libremente para enjugar su dolor y quizás después tomar una decisión en cuánto a estas vacaciones que ya no sabían a diversión y descanso como había planeado sino a tragedia de novela barata escrita por un destino traicionero que sin lugar a dudas no estaba de su lado.

Lucrecia se limpiaba el rostro y tomaba sus cosas dispuesta a retirarse a su habitación para darse un buen baño y salir a cenar, cuando sintió que alguien la tomó por el brazo, no necesito voltearse para saber que era él, ¿qué quería? , ¿Para que la buscaba?. Respiro profundo y con un aire de dignidad se volteó y lo enfrentó..

-      --    ¿Qué quieres?
-      --    Necesito hablar contigo Lucrecia
-     --      ¿Conmigo? ¡por favor!, te equivocas Nicolás, tu y yo no tenemos nada de qué hablar.
-     --      Por favor, escúchame
-     --     No, ya es demasiado tarde.  

 Y a pesar de que en su interior deseaba con todas sus fuerzas que le diera por fin la explicación que tanto había necesitado, comprendía muy bien que sobraban las palabras pues dijera lo dijera nada cambiaría la realidad. Esas explicaciones habrían sido útiles hace cinco años, hoy ya no servían de nada, él estaba casado y tenía una familia, había hecho su vida lejos de ella. Había hecho una vida que pudo haber tenido con ella pero que no fue así, prefirió irse.

Decidida se retiró y lo dejo ahí parado junto al camastro pensando en cómo podía explicarle que aún la amaba, que dejarla había sido el mayor error de su vida. Tenía que encontrar la manera de hablar con ella, ya sabía su número de habitación pues después de encontrarla en el elevador había hecho lo imposible por zafarse de su esposa y lo primero que hizo fue correr a recepción y averiguar en qué habitación se encontraba Lucrecia Acosta, trató de que el recepcionista le diera también su número de celular pues cuándo él volvió a buscarla después de un año de haberla dejado ya no pudo localizarla, se había cambiado de casa y de ciudad, había cambiado su número de celular y en casa de sus padres no le contestaban las llamadas, hasta en las redes sociales lo tenía bloqueado y le había sido imposible dar con ella. Esta noche era su única oportunidad de que aclararán las cosas pues estaba seguro de que Lucrecia se iría al día siguiente y no había podido conseguir su número de teléfono con el recepcionista del hotel, políticas le había dicho, ¡pamplinas!, ¿que no entienden que la vida a veces te regala una segunda oportunidad?, es como un milagro que no te esperas, un día amaneces en Cancún corres a un elevador y dentro de él te encuentras a la mujer que tanto buscaste y que significa tanto para ti. Subiría a verla y haría un último intento.

-         --  Si esperas que te crea eso de que aún me amas estás loco, es más no sé qué haces en mi habitación ni sé porque te abrí la puerta.

-       --    Mira yo entiendo que te cae de golpe que venga aquí y como si nada te diga que te amo.

-      --   No, no me cae de golpe me causa mucha gracia que es diferente. Y creo que intentas burlarte de mí y se me hace una enorme falta de respeto hacia tu esposa, deberías estar con ella, ¿no crees?.

-     --     Mi esposa sabe muy bien que no la amo, que he intentado quererla y tener una buena relación pero que es todo.

-      --    Así y entonces ¿porque te casaste con ella?

-      --    Ya ves que si tienes preguntas que hacerme y yo muchas respuestas que darte. Y porque no también yo tengo algunas preguntas para ti.

-     --    Esto es muy difícil, no estoy segura ya si quiero esas respuestas, quizás es mejor que te vayas y sigas tu camino con tu familia. Trata de ser feliz con lo que hoy tienes. Ya dejemos esto así, ya es pasado y no debemos removerlo. Yo quiero rehacer mi vida.

-       --   ¿Estás con alguien? ¿Te casaste también?

-      --    No me he casado pero tengo algo, una relación que apenas empieza. Mira Nicolás me costó mucho tiempo recuperarme cuándo te fuiste y aunque no debería decírtelo apenas hace unos meses pude darle espacio a alguien en mi vida. No voy a engañarte por orgullo y a mentirte diciendo que lo amo pero con el tiempo quizás llegue el amor entre él y yo.

-       --   ¿Ya no me amas?

-      --    No voy a responderte esa pregunta, y te repito de nuevo ¡vete!.

-     --     Lucrecia tuve miedo por eso huí.

-     --     ¿miedo? Ya por dios, no quiero escucharte más.

-     --     Lo siento, es mi única oportunidad de que me dejes hablar, tengo mucho que decirte.
-           Vivir juntos era maravilloso, te amaba y me sentía feliz pero un día alguien apareció en mi vida y me confundió. La conocí unas semanas antes de la boda, una boda para la que no me sentía preparado.  Te lo intenté decir muchas veces pero veía tu ilusión y no sabía cómo decirte que yo no quería casarme todavía, que viviendo juntos era feliz y me sentía más tranquilo. Lucrecia esa boda la armaste tú, yo te propuse vivir juntos y hubiera sido perfecto si no te hubieras adelantado al tiempo. Sí quería casarme algún día contigo pero sentía que tú me arrastrabas a hacer algo que yo veía como un plan a futuro. Entonces ella llegó, primero como una amiga y luego fue percibiendo que dentro de mí había algo que me angustiaba, me escuchó y me fui envolviendo en su consuelo, y dejándome llevar en una nueva relación. No te voy a mentir me fui porque estaba confundido, sentía algo por ella pero también te amaba a ti y no tuve el valor de enfrentarte, no pude decírtelo a la cara porque no soportaría verte sufrir, huí como un cobarde, lo sé.  No podía casarme contigo si ni siquiera estaba seguro de mis sentimientos.

      Esto tiene que ser una broma pensaba Lucrecia, no entendía para qué el destino la ponía de nuevo encima de la brasa, sentía el fuego de la herida abierta de nuevo al rojo vivo pero ahora dolía más. Por favor que pare pensaba la pobre Lucrecia con el corazón hecho pedazos.

-       --   ¿Y hoy ya sientes que si tienes el valor de decirme todo esto? ¿para que?

-      --    Te he encontrado de nuevo y no quiero perderte. Necesito que me creas que te amo, que me arrepentí y te busque de nuevo. Sí acepto que al principio no te contesté las llamadas ni los mensajes pero por favor perdóname, en esos momentos no podía enfrentarte seguía confundido y sentía que no tenía nada que ofrecerte, tu no merecías un amor a medias. Con ella no funcionó por supuesto, se enamoró de mí pero yo nunca pude corresponderle, y acabo por alejarse de mí demostrándome un valor que hasta hoy le admiro. Me insistió en que te buscará y arreglará mi situación contigo pero no me atreví. Me tomó casi un año hacerme del valor necesario para presentarme frente a ti y pedirte perdón. Volví a buscarte al departamento y no vivías allí, te llame al celular y ya no tenías ese número, fui a casa de tus papás pero no quisieron decirme dónde encontrarte, me dijeron que te habías ido de la ciudad y que era mejor que no te buscará nunca más, después insistí de nuevo por teléfono pero no me quisieron contestar, te mande correos pero eran rechazados, no encontré otra forma de localizarte y acabe por comprender que te había perdido por cobarde.  Pero mi amor te juró que siempre te he amado, que fue un error irme.

-        --  ¿Y?

-       --   ¿Cómo y? Y aquí estoy hoy frente a ti de nuevo porque la vida me regala esta nueva oportunidad.

-       --   Muy bien, ya te escuche y la verdad todo es tan doloroso que necesitaré tiempo para asimilarlo pero    hay algo que si he asimilado muy bien y es que estás casado y tienes un hijo, y una familia. Así que puedo creerte que me amas pero ¿de qué me sirve?. Y déjame decirte algo Nicolás, ya me perdiste.

-        -- Ya te dije que no la amo, me casé porque estaba embarazada y creí que podía encontrar en ella de nuevo el amor. A Estela la conocí unos meses después de que abandone mi búsqueda por ti, y ella siempre ha sabido de ti. Desde un principio le conté mi historia y me ayudó mucho a recuperarme pues yo vivía torturándome, la culpa por haberte lastimado me mataba poco a poco. Resignado a que no volvería a verte me refugie en ella y me deje llevar en una nueva relación, Estela es una buena mujer y me quiere mucho, a pesar de no amarla si la quiero, cuándo se enteró que esperaba un bebé me dijo que no me sintiera comprometido a nada, que tendría a su hijo y yo siempre sería el papá de su bebé pero yo le propuse casarnos, fue un intento por darle un sentido a mi vida, creí que mi hijo nos haría felices  y hasta hoy te confieso que hemos ido bien, siempre sinceros porque nunca la he engañado, a veces me descubría perdido en mis recuerdos y a pesar de saber que estaba pensando en ti no me reprochaba, se alejaba y me dejaba en mi momento de nostalgia por lo que había perdido.  Y aunque no lo creas si estoy en este momento aquí frente a ti, luchando por última vez por este amor es porque ella me ha pedido que te buscará y te confesará todo lo que pasó. Me ha propuesto que si tú aún me amas y me aceptas de nuevo en tu vida, ella se hará a un lado. Me dará el divorcio y que a mi hijo jamás lo perderé, que podré verlo siempre y ser el padre que él necesita.

-        --  Tú esposa es admirable, una gran mujer que no te mereces Nicolás. Y su amor por ti es muy grande como para anteponer tu felicidad a la suya propia.

-        --  Lo sé, lo sé pero te amo y no quiero perderte. Sé que al aceptar su sacrificio soy un egoísta pero creo que ella también está pensando en sí misma pues sabe muy bien que después de volver a verte menos podré amarla alguna vez. Y ha decidido dejarme ir pues como ella misma me ha dicho quizás el amor verdadero este todavía esperándola y un buen hombre aparezca algún día en su vida.

-       --   Mañana hablamos Nicolás, hoy ya no puedo más. Mi corazón está confundido con tanto que has dicho, necesito asimilar las cosas.

-        --  ¿Me das una esperanza al menos?

-        --   No lo sé, sólo quiero que te vayas.

Se fue a dormir tan confundida, no podía dejarse llevar por el amor y ser tan egoísta. Decidió hacer sus maletas y desaparecer muy temprano. Ella no rompería ese matrimonio por mucho que amará a Nicolás.

Pero la vida insiste en unir a los que se aman de verdad y a la mañana siguiente Estela se apareció muy temprano en la habitación de Lucrecia. Y de mujer a mujer con el corazón de cada una a flor de piel decidieron juntas el destino de Nicolás y del pequeño Nicolás que era quién más pesaba sobre el alma de Lucrecia.

Con un nuevo rostro y llena de la ilusión que de nuevo había nacido en su vida corrió en busca de él. Lo encontró a la orilla de la playa jugando con su hijo, Estela se acercaba a ellos y tomaba al pequeño en sus brazos alejándose de él para dejar sólo. A lo lejos aquella maravillosa mujer le decía adiós y le sonreía dándole de nuevo su aprobación. Se acercó a él con los ojos llenos de lágrimas y él la abrazo con toda la fuerza de un amor que había esperado intacto en ambos a pesar de todo.

Lucrecia aceptó que nunca se dio cuenta de que él no estaba feliz con la boda y que ese fue también un error de ella, y que entendía que las circunstancias habían jugado después con ellos pues no se encontraron cuándo ambos se buscaron. Pero él quiso que todo aquello quedara en el pasado, que borrarán las huellas de aquellas heridas en el mar, así como las olas borran las huellas que se forman en la arena.

Tomados de la mano se alejaron permitiendo a las olas borrar las pisadas que tras de ellos iban quedando, así el mar se llevaba los recuerdos tristes mientras ellos comenzaban a escribir su nueva historia, su segunda oportunidad.

El universo conspira cuándo dos seres se aman de verdad y aunque sea muy triste que en el camino de este amor se tenga que abandonar a buenas personas, es necesario pues un amor sólo pertenece a dos. No se preocupen que a esas personas que van quedando en el camino, la vida siempre las recompensa pues han sabido dar todo por amor.

Lucrecia y Nicolás…
Siempre es posible vivir una segunda oportunidad.

Eva..





lunes, 27 de mayo de 2013

El misterio... Eva... por algo has llegado a mi vida.

El misterio... Eva... por algo has llegado a mi vida.


Siempre será un misterio como llegaste a mi vida Eva, yo misma aún no entiendo; tecnología, internet o destino me digo a mi misma cuando pienso en ti, así de la nada y sin conocernos me enviaste un correo pidiendo ayuda urgente, me has dicho que te equivocaste al escribir la dirección de correo electrónico, que ese correo iba destinado a una amiga tuya algo en mi interior me dice que no, que sólo sentiste la necesidad de clamar ayuda y mi dirección surgió de tus dedos sobre el teclado sin conciencia plena de tu parte. Pero en sí lo misterioso no es sólo tu equivocación sino mi reacción al recibir tu correo, de antemano te digo que sigue pareciéndome muy extraño que mi bandeja no lo enviará a correos no deseados y aún más desconcertante que yo lo abriera ya que acostumbro ignorar correos de personas que no conozco, pero un impulso me hizo abrir el tuyo, una fuerza extraña, una vibración quizás, me llevo a pulsar la opción de abrir en lugar de eliminar.
“necesito salir de esto, por favor. A veces quisiera morirme”…. sólo eso decía tu correo, al leer esas palabras mi corazón se aceleró, sentí tu miedo recorrer mis venas y no pude evitar exclamar “¿Dios quien es Eva?”, ¿Qué le pasa a esta mujer?”. Mi subconsciente reaccionó enseguida en modo alerta y diciendo preocupado, “calma”,” puede ser una broma y tu ya estás armando una telenovela”, lo escuche y estuve a punto de eliminar tu correo, dar vuelta a la hoja y olvidar la bromita de mal gusto que alguien sin quehacer intentaba hacerme. Pero Eva, el corazón me gritó desesperado “contéstale”, ella te necesita. Este corazón presumido pensé en esos momentos, como me dice que le conteste y yo que puedo decirle, medite un poco y lo único que se me ocurrió fue decirte “hola, ¿puedo ayudarte en algo?, por fin di enviar y ahí empezó todo este ir y venir de correos, de pequeños relatos de tu vida, tus angustias y tus miedos. Poco a poco comprendí que el destino nos ponía en el mismo camino para ayudarnos mutuamente, me di cuenta que debía contarte mi historia, tenía que compartir contigo este viaje que he vivido hacia la libertad, que hoy conozco y valoro como mi mayor tesoro. Lo sé muchas veces me has dicho que aún no entiendes en que me puedes tu ayudar a mí, y te vuelvo a repetir para mi es una satisfacción poder ayudarte y un impulso de fortaleza para seguir adelante por el camino que he elegido.
Eva tienes que perder el miedo, ese es el primer paso. Necesitas reconocerte y darte cuenta que vales mucho. Recuerda todas las mujeres podemos convertirnos en mariposas pero nadie puede ayudarnos, así como la oruga tiene que librar su batalla sola en su interior para fortalecerse y romper su capullo, así nosotras debemos tomar fuerzas, y romper cadenas, no hay mujer cobarde querida Eva, sólo hay mujeres con miedo, eso es todo. Dentro de cada mujer temerosa existe una gran mujer valiente que un día debe aprender a volar y convertirse en una bella mariposa.

Por favor no dejes de escribirme, no me tengas tantos días en esta angustia.  

Elisa

jueves, 23 de mayo de 2013

Gotas en el parabrisas.. Miguel y Patricia..

Y resulta ser que la historia de Patricia, es tan común. Si común, como resultan ser al final la mayoría de las experiencias de nosotras las mujeres. Si te detienes y escuchas tan sólo a un grupo de nosotras, comprendes que aquello que te sucede y que tu creías que sólo a ti te podía pasar, le sucede también a la que esta a tu lado, o a aquella que te encontraste en la sala de espera de un consultorio, o a la que conociste haciendo fila en el super o quizás más cerca aún, le sucedió a tu madre o a tu tía. En fin, al final te das cuenta que no eres la única y ni la última que ha vivido una experiencia así y eso puede que en algunos casos resulte alentador pero en otros te haga sentir peor como a Patricia. Porque siendo su experiencia tan común, como es que no se dio cuenta antes. Pero no cabe duda que para la vida no hay tiempo, por eso no hay errores y las cosas suceden cuándo tienen que suceder.

No es posible, se repite aún. Estaba ahí. Todos los días de mi vida desde hace cinco años y yo ciega, simplemente ciega. Cierra sus ojos, y la mente la lleva hasta aquella mesa del café de siempre, la mesa de la esquina donde podían admirar mejor el paisaje urbano combinado con la naturaleza del parque que estaba enfrente, les gustaba esa mesa por eso. Sentir el paso de la gente que salía de su trabajo a esa hora de la tarde, la música nacida del compás de celulares, platicas y pasos menos apresurados resultaba para ellos una mezcla excitante, ya que ambos compartían una rara pasión por esta ciudad.

 Una escena de una tarde de aquellas vino a su mente, estaban por supuesto en la misma mesa y ya tenían sus cafés servidos, ella capuchino cargado y Miguel un espresso doble como siempre. Ella se había ido de aquel momento, estaba perdida en sus pensamientos, los mismos pensamientos que durante los últimos años solían ocupar su mente, encontrar el amor verdadero. Pensaba, ¿dónde estaría en esos momentos aquel hombre tan soñado por ella?, porque estaba segura que en alguna parte de este mundo existía un hombre para ella, ese que compartiría con ella ideas, gustos, su tiempo, y que sus personalidades compaginarían como las notas de una canción en completa armonía. Sentía que había nacido para ser mujer de un sólo hombre, que aunque su cuerpo y su corazón conocieran a muchos en el camino, llegaría un día que encontraría a ese hombre y su alma le gritaría, "aquí esta", "es tu hombre", "no lo dejes ir" y que haría exactamente eso, asirse de dos manos y con todo el corazón a su verdadero amor.

Mientras Patricia se perdía en aquellos pensamientos, que la llevaban muy lejos, a una ciudad lejana, quizás en Europa, quizás Paris, quizás Madrid, no sabía bien pero en su mente se había forjado la idea de que su gran amor vivía en alguna de aquellas ciudades tan interesantes para ella, y por eso se decía fielmente que haría muy pronto un viaje para recorrer si es posible cada rincón de Europa. Mientras ella pensaba, Miguel se limitaba a mirarla, absortó en el amor tan grande que sentía por ella y que jamás se había atrevido a confesar pues sentía que él no cumplía sus expectativas de ese gran amor tan esperado por ella. Para empezar no vivía en ninguna ciudad de Europa, vivía aquí, en la misma ciudad, y a pesar de haberse enamorado de ella desde el primer instante en que la vio, ella siempre le había ofrecido sólo su amistad, quizás eso sí una gran amistad. Y es que ella le tenía mucha confianza, demasiada pensaba él a veces, pues solía tomarlo de paño de lágrimas y consejero sentimental, y no podía negarse pues ante todo la amaba y quería verla feliz, realizada con el amor de su vida, aunque sonará cursi, él ya se había resignado a ser su mejor amigo. Al principio, lo intentó, le dio señales que ella no percibió, es más que las confundió con interés y deseos de gran amigo que buscaba se sintiera segura y capaz de ser amada, no cómo lo que eran, declaraciones de un enamorado haciendo sus primeros intentos por conquistar al amor de su vida. Y en ese cúmulo de recuerdos se encontraba Miguel cuándo volvió a la realidad y se dió cuenta que ninguno de los dos había tocado aún su café. Que había algo en el ambiente ese día que hacía que los dos estuvieran ausentes y pensativos. No habían mirado a la gente, no se habían reído aún de la señora que pasa todos los días con su bolsa de pan y sus perros a los lados, danzando al ritmo de su falda, como si cantarán con ella la canción de Manzanero que dice "somos novios, pues los dos sentimos mutuo amor profundo"; siempre les causaba risa y alegría la expresión del rostro de la señora y sus perros, y siempre dicían lo mismo, que amor tan bello debe tener esa señora para cantar todos los días la misma canción, quizás el pan es para ese novio eterno con quién debe vivir.

 Le dijo, ¡Hey! - vuelve aquí- ¿pues dónde andas mujer?. Patricia no pudo evitar dar un brinco, y espontáneamente darle una palmada en el hombro a Miguel.
-Que necio eres, de un sopetón me has traído a la realidad, yo que navegaba en una góndola por Venecia en brazos de mi amado.
- mmm, lo suponía que andabas por esos lugares, lo que trataba de adivinar era si sería esta vez París o Florencia o quizás ya te me habías ido hasta Grecia, que sé yo. Contigo ya ni se sabe. Pero el caso es que tu capuchino se enfría, por eso te saqué de tus pensamientos, tomálo. Además han pasado ya la señora del pan y el señor que viene siempre peleando con su mujer por el celular y tú te los has perdido a todos, incluidos a mí, claro. ¿Qué te pasa hoy Patricia?.
- Oh perdón! - Es increíble lo bien que me conoces amigo, hoy estoy en un dilema. Mira me ofrecen en la oficina pagarme un diplomado en Paris, me mandarían tres semanas. Y mañana tengo que resolver.
- ¿Y ese es el dilema? ¡pero si es uno de tus sueños!
- Lo sé, pero tengo miedo. Siento algo raro. Si sé que es fantástico, podría quedarme unas semanas después del diplomado y recorrer todas las ciudades de Europa que tanto me apasionan, y quizás el destino ya ponga en mi camino a mi amor.
- ¿y? ¿porque el miedo? ¿no te entiendo?

Y es que eso que para Patricia resultaba un dilema absurdo, para él era un trago muy amargo, quizás el más amargo de su vida. Se iría, ella se iría por fin a Europa, y era el mismo destino quién marcaba las pautas a seguir. No podía detenerla, si en verdad la amaba y deseaba para ella la felicidad, su deber como amigo y enamorado en silencio era dejarla ir.

Después de un momento, Patricia respondió a su pregunta.

- Es algo muy dentro que parece decirme que no tengo nada que buscar en Europa. No sé tonterías de mujeres seguro. Ya sabes, andamos siempre buscando enredos donde no los hay.
- Bueno eso sí, ustedes a veces son complicadas, tienes en tus manos una oportunidad de cumplir tus sueños y estás dudando. Simplemente, no te entiendo. En lugar de pegar de brincos y correr a preparar tus maletas. ¿No que andabas en Venecia en una góndola en brazos de tu gran amor? ¿Qué esperas Patricia, por Dios?, ve por él. Acepta ese diplomado, viaja por toda Europa y deja que la vida te lleve a dónde siempre has deseado, al gran encuentro y ya no dudes. Punto para de pensar. Mañana aceptas y se acabo el tema, ¿ok?
- Si, tienes razón. Aceptaré.
- Eso es todo, ¿y  te parece si ahora podemos disfrutar la tarde?, y por supuesto pedir dos cafés de nuevo porque estos ya se enfriaron.

Después de regresar en sus recuerdos a aquella tarde en que Miguel como siempre había estado con ella, y la había apoyado para tomar la decisión de irse a París, su mente avanzó unas semanas más en el tiempo. Recordando el día que tomó el avión con destino a sus sueños, todavía antes de despegar su corazón volvió a darle un vuelco, recuerda muy bien esa sensación, sentía como si abandonará algo muy importante para ella. Pero no supo identificar que pasaba, pensó en Miguel y en cómo la regañaría por perder el tiempo en dudas, y eso la tranquilizó. Entonces pensó que quizás lo que sentía era pena porque no lo vería en muchas semanas y estaba muy acostumbrada a él, era su mejor amigo y además un ser humano estupendo. Siempre lo querría mucho pues se había convertido en un gran apoyo.

Un recuerdo la fue llevando a otro, hasta que se encontró en un café muy cerca del Instituto situado en Rue de´l Université, donde tomaba el diplomado. La vista era increíble, se veía a lo lejos El Arco del triunfo y Champs Elysee´s, había elegido una mesa en una esquina, pues fue algo natural para ella, aunque aquel día no se detuvo a darle importancia a ese detalle, hasta hoy que todo lo ve diferente. Llevaba una semana apenas en Paris, pero no había tenido tiempo de conocer la ciudad pues los horarios del diplomado eran intensos y prácticamente su día transcurría en clases. Mientras disfrutaba el paisaje y hacía planes marcando en un mapa uno a uno los sitios que iría visitando, alguien aparecía frente a su mesa, levantó la mirada y se encontró así de la nada con un hombre que le pedía permiso para sentarse en su mesa, le pareció de aspecto francés o italiano no distinguió muy bien a primera vista. Era guapo, moreno, ojos verdes, cabello castaño y facciones bastante varoniles, le gustó, y se le hacía conocido aunque en ese momento no sabía de donde. Aquel hombre se había instalado ya en una silla junto a ella, sin esperar siquiera una respuesta, y de manera tan natural y muy fresca que la tenía encantada, se presentó diciendo que se llamaba Luca Sacheri, que estudiaba con ella en el mismo diplomado, y que no había podido evitar seguirla hasta allí. Le confesó que ya eran varias las veces que la había seguido hasta el mismo café pero la veía tan absorta en sus pensamientos que había preferido no ser imprudente. Lo que le causó mucha risa, pues que diferencia había entre hoy y aquellas veces, y al comentárselo el sólo pudo responder que quizás hoy traia más valor encima, respuesta que provocó en ambos una gran carcajada, y rompió el hielo que abrió el camino entre ellos. Un camino que los llevó a recorrer juntos aquellos sitios que Patricia deseaba conocer, Luca se convirtió en su guía turistico pues de niño había pasado temporadas en Paris con sus padres que amaban esta ciudad. En dos semanas Patricia y Luca empezaban a sentir que algo surgía entre ellos, de la mano por las calles de Paris, parecía iniciar el anhelado romance que ella tanto había soñado. Pero sólo parecía pensaba hoy Patricia, y es que a pesar de que Luca era increíble, algo muy dentro de ella no la dejaba tranquila. Miguel estaba en sus pensamientos, lo extrañaba, era algo inexplicable para ella, algo que en esos días atribuía a su gran amistad, y a la costumbre de verlo a diario.

No podía detener su mente, estaba tan sorprendida de su ceguera, que seguía pérdida en sus memorias de las últimas semanas buscando el instante en que su corazón había comprendido la verdad. Recorrió hasta el día en que el diplomado acabo, unos días antes le había dicho a Luca que iniciaría un viaje de un mes por Europa, tenía planeado llegar hasta Grecia y quizás tomar un crucero. Pero ese día Luca, que era italiano y provenía de una pequeña ciudad muy cercana a Venecia, llamada San Doná di Piavé, le hizo una proposición, que viajarán juntos y terminarán el recorrido en Venecia, el la llevaría también a conocer la otra ciudad de sus sueños y eso le daría la oportunidad de acompañarlo a visitar a su familia. Fue una sensación muy extraña, lo recuerda muy bien, no sabía porque pero no sentía mucho entusiasmo, algo pasaba, su corazón no le gritaba, "es él".  Deseo tener cerca a Miguel, necesitaba su consejo, pensó en hablarle pero sabía que él diría, ¿que esperas mujer?, anda acepta, ¿qué tal y él es tu amor?. Así que ante la insistencia y las grandes promesas de Luca de ser el mejor compañero de viaje, ella no pudo negarse ante tal propuesta. Quizás la vida era quién lo ponía en su camino. Bueno al menos en eso no se equivocaba Patricia, la vida pusó a Luca en su camino por una razón.

Sí,  fue poco a poco. Desde que dejó México empezó cada día el despertar. Al principio le escribía a diario, le decía que Paris era más hermoso que en sus sueños, que estaba feliz y el diplomado había resultado muy intenso pero interesante y que en verdad le gustaba, pero las respuestas de Miguel siempre eran cortas y concisas, disfruta le decía, deja de escribirme a diario, estudia, pasea, conoce gente y encuentra por Dios aquello que tanto buscas, sólo escríbeme alguna que otra vez para decirme que estás bien, sólo para eso. Esa reacción de Miguel no dejaba de darle vueltas, sí así empezó todo. Hoy lo entiende bien, no saber a diario de él, le afectó, empezó a extrañarlo cada día más.

Recorrió Europa junto a Luca, no podía negar que la pasó muy bien, el la hacía reír, sabía a dónde llevarla, tenía detalles y siempre mostraba una sonrisa para ella, aunque se la pasó intentando enamorarla siempre. Y ella lo dejaba conquistarla. Le abrió la puerta al amor, como pensaba ella en aquellos momentos. Pero cuándo faltaba poco para llegar a Venecia, empezó a comprender que no se enamoraría de Luca, su gran amor estaba en otro lado, y ella además seguía extrañando a Miguel, decidió que en cuánto terminará el viaje con Luca volvería enseguida a México, necesitaba a su amigo, a su querido Miguel, el sabría que decirle como siempre, quizás el verdadero amor no estaba en Europa como siempre pensó. Sí, regresaría pronto, era lo mejor y en ese momento le escribió un mail a Miguel, "te extraño mucho", "quiero verte Miguel","lo intenté con Luca pero él no es", "dentro de dos días llegamos a Venecia así que volveré muy pronto a México". Después de enviar el correo se percató que había escrito, "quiero verte Miguel", ¿porqué pusó eso?, no algo no estaba bien en ella, Miguel era su amigo.

Si Paris resultó un sueño cumplido, ella no entendía porque en Venecia no sentía lo mismo. Estaba inquieta y no podía evitar estar distante de Luca, el pobre Luca que se desvivió en intentos por lograr que su pasión por Venecia resurgiera.  A pesar de la belleza indiscutible de esa ciudad, del amor que ronda por sus calles y los cúpidos que navegan en forma de góndolas, el rostro de Patricia mostraba tristeza. Hasta ese día se había negado a hacer el anhelado paseo en góndola, llevaba dos días poniendo un pretexto para no hacerlo, pues para ella ese paseo significaba tanto, había soñado en hacerlo con el amor de su vida, y sabía muy bien que él no era. No deseaba lastimarlo pero no podía siquiera imaginarse en romper la ilusión de ese sueño, no el paseo en góndola lo guardaría para el día en que encontrará a su gran amor, así este estuviera escondido en el fin del mundo, un día volvería con él a Venecia y realizaría su sueño. Pero esa misma noche su vida cambió para siempre.

Al regresar al hotel, después de una cena deliciosa con pasta, vinos y una rica hogaza, Luca le tomó una mano y la miró a los ojos, unas lágrimas se escurrían por sus mejillas cuándo le dijo:

- Ya no te angusties amor mío, he comprendido que no conquisté tu corazón. Y quiero decirte que siempre te llevaré como un bello recuerdo. Pero me despido Patricia, es lo mejor. No te preocupes, mi familia sabrá entender. Este hermoso sueño termina hoy.
-  Lo siento tanto Luca, no pudé. Tienes razón, es mejor dejar así las cosas, no deseo lastimarte más. Mañana tomaré un vuelo de regreso a México pero quiero decirte que si me lo permites te ofrezco mi amistad, en mi corazón hay espacio para un gran amigo como tú.
- La vida dirá si tendremos un nuevo encuentro, dejemos que ella sea la que decida.
- Hasta siempre Luca y muchas gracias.
- Gracias a ti princesa por darme unas semanas de tu vida. Hasta pronto.

Sus recuerdos seguíeron hasta la mañana siguiente a esa decisiva noche. Había llegado hasta el gran canal y miraba a los enamorados que paseaban en las góndolas, no pudo evitar albergar en su alma el sueño de que algún día volvería con Miguel, y ese momento fue la primera vez que guardó el silencio necesario para escuchar al fin a su corazón, ¡Sí había pensado en Miguel!, lo había visto en sus sueños como su pareja en el paseo de enamorados, sintió que el alma se le salía del pecho porque al fin comprendió que amaba a su amigo, lo amaba. Las dudas sobre los sentimientos de él hacia ella empezaron a preocuparla, no sabía si sería capaz de decírselo. Sabía que él la veía como sólo como una amiga, y pensó que le diría que estaba loca, que Europa y la lejanía la habían trastornado, pero no, ella estaba segura que lo amaba. Bueno, decidió que lo primero era regresar.

Había sido hermoso recordaba Patricia, justo en aquel instante en que ella comprendía la verdad de su amor, escuchó la voz de Miguel, corría hacía ella con una gran sonrisa en los labios.

-¡Patricia! ¡Patricia!, no podía creer lo que veía era él y en Venecia.
- ¿Qué haces aquí?
- Vine porque dijiste que querías verme.
- Gracias, estoy muy feliz de verte Miguel.

Se roza los labios con un dedo, le tiemblan todavía con la sensación de ese beso que se dieron. No hubo más palabras, sólo besos y caricias contenidas por tantos años de un amor dormido en ella pero alimentadas día a día en la mente de él. Van abrazados escuchando la serenata romántica que los músicos les regalan abordo de la góndola. El momento es perfecto, su sueño ha sido cumplido, encontró a su gran amor y curiosamente en una ciudad de Europa como siempre sintió en su corazón. Sólo que este amor había estado frente a ella todo el tiempo pero no lo veía, tuvo que darse esa enorme distancia del tamaño de un oceáno para que los ojos de Patricia pudieran mirar en su interior.

Hoy entiendía que tenía que conocer a Luca para poder abrir los ojos. Al convivir con él, poco a poco fue entendiendo cuánto extrañaba a Miguel, así de un momento a otro ella puso en acción el limpiaparabrisas de su automóvil y  aquellas gotas que no la dejaban ver el amor que siempre había estado frente a ella desaparecieron dejando un horizonte despejado, donde sólo existía una historia junto a Miguel.

Así como a Patricia unas "gotas en el parabrisas" le borraban la visión de su horizonte, existen muchas Patricias por ahí, buscando algo que tal vez este más cerca de lo que creen. Por eso cuándo llueva, no olvides limpiar esas gotas y definir la mirada siempre hacia adelante pues no sabes cuándo pueda haber una sorpresa frente a ti.

Eva..



























lunes, 13 de mayo de 2013

Fátima, la vida siempre nos guarda sorpresas..

La vida siempre nos guarda sorpresas..

De esos días en que Fátima se sentía peor que nunca, sólo pensaba en quedarse en casa, ponerse pijama y si sus hijas no salían se acurrucaría con ellas a ver alguna buena película. Pero el destino nos tiene las cartas marcadas, y Fátima hoy no escaparía del él.

Cuándo se doblaba en su sillón favorito y tomaba el control para buscar algo que ver en la televisión sonó su celular, era Perla su mejor amiga, la única que conocía su alma casi igual que ella. Perla sabía muy bien que Fátima necesitaba retomar su vida, que ya había pasado el tiempo suficiente en ese estado de depresión y aislamiento en que se dejó caer tras la muerte de Alberto. Ella entendía muy bien a Fátima pues veinte años de matrimonio más otros tantos de noviazgo formaban una larga vida y por eso su amiga no encontraba de nuevo el camino para seguir adelante. Pero han pasado dos años, dos años en los cuáles la vida de Fátima ha girado alrededor de sus hijas, el negocio que Alberto le dejó y su casa. Y no era justo que una mujer tan joven se marchitará de esa manera, además Perla sabía muy bien que apesar de que Fátima se casó muy enamorada, Alberto cambió mucho enseguida que se casaron. Nadie puede decir que su amiga fue la mujer más feliz del mundo a lado de él, y también estaba consciente de que ese amor tan grande que Fátima sintió por él, con los años se fue desvanenciendo hasta quedar sólo cenizas, cenizas que se convirtieron en cariño pero más que nada en costumbre, miedo y  hasta rencor. Un rencor que quemaba a su querida Fátima, pues ella conocía bien a su amiga y sabía que sufría mucho porque tenía un gran corazón y odiaba sentir esos sentimientos negativos por Alberto. ¿Que pasó? que él siempre fue un hombre inseguro y lleno de complejos que dedicó su vida a humillarla para sentirse de esa manera más hombre y ocultar sus complejos. En fin, eso es pasado, y Fátima lo perdonó pues al final el se arrepintió y quiso enmendar cuándo ella trato de dejarlo, desesperada ya por la situación. Aunque en el fondo ella sabe muy bien que Fátima nunca habría tenido el valor pues la unían tantas cosas a él y no supo encontrar el modo, no imaginaba como haría una nueva vida y sus hijas pesaban sobre ella demasiado pues siempre han sido su tesoro más amado. Así que decidió que hoy era el día perfecto para sacar a Fátima de ese estado de depresión y recordarle que afuera hay un mundo maravilloso, un mundo para Fátima la mujer, no la madre ni la viuda. Hoy saldrá Fátima Velez a recuperar su vida y de aquí en adelante ella estaba segura que no dejaría a su amiga mirar hacia atrás, sólo para adelante.

Fátima en un principio no quería aceptar la invitación, pero Perla insistió tanto. Y sus hijas también le pidieron que fuera, ellas ya querían ver a su madre sonreír. Siempre le habían dicho que es muy bonita pero ella no les creía pues jamás Alberto se lo dijo, bueno de novios si lo hacía. Alberto!, no ella ya lo había perdonado y se había prometido no recordar nunca con desprecio las cosas que le hizo, sólo recordaría por su propio bien los buenos momentos. En fin ante tal trío de cómplices coludidas para que ella saliera, aceptó. Se dió un baño para despejarse, sus hijas eligieron su atuendo, nada serio ni triste, alegre mamá le dijeron. Bueno, un pantalón negro de corte recto pero ajustado a la silueta y una blusa verde esmeralda que sí, es verdad le sentaba bien, zapatillas, unos lindos aretes y maquillaje, hacia tanto que se maquillaba tan poco que pensó que no sabría como hacerlo pero como siempre le ha dicho July la más pequeña de sus hijas que ella se maquillaba muy bonito, decidió aplicar la misma técnica de toda la vida en sus ojos grandes, expresivos pero tristes. había que darles luz y punto.

Cuándo estuvo lista recibió aplausos y piropos de sus hijas, eso la animó y les regalo una sonrisa que ellas gozaron, ve y diviertete mamá, le dijeron las dos, tía Perla ya te espera, cena rico y disfruta la platica.

No sabía a donde la llevaba Perla, sólo le había dicho ponte más hermosa de lo que ya eres porque hoy tu vida va a cambiar. Según Perla tenía la corazonada de que hoy mi vida iniciaría de nuevo.

 Aja!! lo sabía que estarías espectacular, mmm ya me esta dando envidia creo que nadie me mirará por verte a ti, dijo Perla al verme, Ella es mi hermana más que amiga, la amo, sin ella no sé que habría sido de mí todo este tiempo. Y tiene el mejor sentido del humor, logró que yo soltará tremenda carcajada con su comentario,  pues ella se veía regia también, sus ojos verde claro son hermosos y se había puesto un vestido naranja que le quedaba lindo. Vamos pues, le dije, antes de que me arrepienta, si ya lograste esto, llévame entonces a un lugar lindo, creo que tienes razón y ya es mi momento de volar por mi y para mí.

Fuimos a un restaurante que estaba de moda, relativamente nuevo, decorado al estilo minimalista en contraste con el ambiente de música en vivo y aire de bohemia resultaba un mezcla muy llamativa. Vino, una tabla de quesos y carnes frías fue nuestra elección. Perla también había invitado a algunas amigas en común, de la época de la preparatoria con las que solíamos reunirnos antes de yo que enviudará y me encerrará. Hacia mucho no las veía y realmente sentí mucho gusto de poder saludarlas, y debo reconocer que todas estuvieron presentes cuando Alberto falleció, hasta me buscaron durante un tiempo para animarme y siempre me demostraron cariño, así que no podía Perla haber tenido mejor idea que reunirlas, al final supe que todo estaba planeado y que estaban ahí todas en mi honor, porque me querían y deseaban verme ya recuperada.

Fátima sonreía, conversaba con sus amigas, tomaba de su copa y estaba realmente disfrutando el momento como hacía muchos años no lo hacía, Ni ella misma estaba consciente del cambio en su rostro, de la trancisión que en ese momento se estaba dando en su corazón. Entre platicas y risas, y de manera casi espóntanea Fátima iniciaba el final de un duelo que realmente había empezado muchos años antes de la muerte de su esposo. Un duelo que mantenía su corazón latiendo pero sin emitir luz ni energía en su alma, un duelo que la hundió durante tantos años en la más triste soledad a pesar de tener a su alrededor tanta que gente que la amaba como sus hijas y estas amigas que hoy le tendían una mano y la sacaban a la superficie.

Y como la vida nunca desperdicia los momentos en que emitimos luz, muy cerca de su mesa se encontraba la nueva puerta que se abriría para Fátima y le brindaría el más bello amor de su vida.

Cómo toda mujer a pesar de los años dormidos, la intuición de Fátima aún vivía dentro de ella, así que no tardo en darse cuenta de la constante mirada  de un hombre que igual que ella convivía con un grupo de amigos, desde su mesa situada no muy lejos de la de ella, él la miraba insistentemente, lo miró discretamente pues no quería que se diera cuenta, lo que menos deseaba era coquetear con él, sólo tenía curiosidad de verlo pues la vanidad en el fondo como a todas las mujeres le ganaba la partida. Pero el destino marcó su vida en ese momento, pues a pesar de su intento de discreción no pudo evitar que sus miradas se cruzarán. Por unos cuántos segundos se miraron, pero no supo que hacer, se sintió muy apenada y enseguida desvió la mirada hacía sus amigas, tratando de recuperar la conversación con ellas, sin lograrlo pues en su mente se repetía la escena anterior, aquellos segundos que fueron suficientes para que le quedará grabada la mirada de aquel hombre. Un hombre que no podía negar era atractivo, varonil, de mirada intensa y ojos profundos. Además no entendía todavía porque pero no le había molestado que la mirará, ¿qué extraño? pensaba, ¿porque le tomó importancia?, ¿porque lo miré?.  Se sintió confundida porque lo que menos se imaginó cuándo acepto salir fue que le pasará esto, no ella no buscaba una pareja. De pronto se sintió tan tonta, estaba llevando su imaginación demasiado lejos analizando de tal forma la mirada de aquel hombre, cuándo para él seguramente sólo había sido un acto más de coquetería masculina, una miradas sin el más mínimo sentido que admirarla, pues quizás ella le había parecido guapa, pero nada más. Se enojó con ella misma por   ser tan poco inteligente. Decidió despejar sus pensamientos y continuar la velada con sus amigas, aunque en contra de ella misma, su corazón latía porque él si sabía que aquel hombre era él que había esperado toda la vida.

Notó que él no dejaba de mirarla, pero se cuido muy bien de no volver a caer en su juego, porque decidió pensar que aquello sólo era un juego para ese hombre. Y punto, tema finalizado se dijo para sí misma, es más a nadie se lo platicaría, ni a Perla.

Cuándo salían del restaurante, se dio cuenta que él la siguió con la mirada pero prefirió ignorarlo, nunca lo volvería a ver. Al día siguiente volvería a su rutina y se olvidaría de esas tonterías de miradas.

Pero al contrario de los planes de Fátima, la vida ya había decidido que el amor verdadero debía entrar por fin en su corazón. Por eso a pesar de que pasaron los días ella seguía pensando en él. Su mirada profunda y clara estaba clavada en su mente. Y poco a poco fue suavizando la idea, y comprendiendo que había algo en él que le inspiraba confianza, entendió al fin que su reacción de aquella noche fue producto del miedo, un miedo aterrador de entregar de nuevo su corazón y de la inseguridad que la vida con Alberto había dejado en ella.

A las pocas semanas Perla y sus amigas la invitaron de nuevo a salir, enseguida aceptó y hasta fantaseó con ir al mismo lugar, pues quizás él estuviera de nuevo ahí, y verlo sería agradable. Pero no, esta noche eligieron  ir al teatro, y no tuvo más remedio que aceptar que el destino no quería darle la oportunidad de verlo de nuevo.

La obra estuvo estupenda, una comedia de esas en las que no puedes para de reír. Se divirtió tanto que hasta olvido al hombre que durante varias semanas le había robado sus pensamientos. Pero las sorpresas de la vida llegan cuándo menos te lo esperas. Así que de repente, al terminar la obra  cuándo se prenden las luces y todos se levantan para aplaudir a los artistas, en el momento en que ella se da la vuelta para tomar su bolso que había puesto en el asiento, es entonces que sus miradas se encuentraron de nuevo, y ella sólo pudo pensar, es él,  ¿cómo podía ser tal concidencia?.  Había estado todo este tiempo sentado exactamente atrás de ella. Ninguno de los dos pudo evitarlo, se miraron de frente y tan cerca que sus ojos se unieron en una sola mirada, le devolvió la sonrisa que él le ofrecía, una sonrisa en la que no podía ocultar la emoción que sentía de verla. "Hola, pensé que nunca volvería a verte", fueron las primeras palabras que él le dijo, enseguida se presentó y ella hizo lo mismo, se llamaba Daniel Díaz Lara. Vaya hombre aquel, sin perder un minuto le suplicó le diera su numero de celular pues aquella coincidencia no sabía si volviera a repetirse, Fátima ya no lo pensó dos veces, le dió su número y aceptó que debía iniciar un nuevo vuelo, la vida le sonreía y ella le devolvería la sonrisa.

Era el mes de abril cuándo empezó la amistad con Daniel, una amistad que poco a poco se convirtió en un bello amor. Junto a Daniel descubrió la maravilla de ser mujer, descubrió que podía ser la mujer más sensual del mundo, algo que le resultaba tan nuevo. De la mano de Daniel se adentró en un mundo nuevo, conoció por primera vez la pasión, y el verdadero amor. Su piel se acostumbró enseguida a sus caricias, y su cuerpo a ser amado. Entendió que hacer el amor era ir más allá de las estrellas, que en un orgasmo ella y Daniel podían fundir sus almas, y traspasar vidas, mundos y sentir el paraíso.

Han pasado cuatro años desde que Fátima conoció a Daniel, y junto a él también conoció a Fátima, la mujer. Con los años ha aprendido que amar es entregar, aceptar y conservar la esencia propia intacta. Que cuándo se ama no se debe perder uno mismo dentro de ese amor porque entonces deja de ser amor y se convierte en dependencia y control.

Fátima superó sus miedos, recuperó su autoestima, y supo enfrentar a sus hijas para luchar por el amor de Daniel, al principio no fue fácil, hubieron piedras en el camino pero cuándo un amor es así de fuerte y viene de otros tiempos, de vidas anteriores como una persona le aseguró un día a Fátima,  se logra ganar las batallas y siempre triunfa el verdadero amor.

Ellos ya se amaban, através de sus almas pero sólo la vida sabe cuándo es el momento para que se encuentren. Y siempre ese será el momento correcto. Pues para el amor nunca es tarde. A veces sólo se da en un momento díficil pero si saben esperar y mantenerse unidos, un gran amor siempre persiste sin que nada lo detenga.

Felicidades a Fátima y también a Daniel por demostrar que era un hombre que valía la pena.

Eva.. en honor a Fátima..









jueves, 9 de mayo de 2013

Cuando Iris tomó el tren.. y busco un nuevo camino

Una mañana Iris se miro al espejo y no pudo más... No le gusto su imagen, a pesar de sus rasgos lindos, su rostro mostraba una tristeza infinita que ya no podía disimular por más maquillaje y colores que pusiera en su rostro.. Miro a su alrededor y no se vió reflejada en ningún rincón de aquella pequeña casa.. Observo los muebles, si aquellos mismos muebles que ella con tanto entusiasmo había elegido hace tanto tiempo para que fueran parte del hogar que formaría con Raúl.. 

Sí Raúl, ese hombre que un día lleno su vida y que hoy no significa para ella más que tristeza, lástima y rencor acumulado que sólo la hería.. pensó en el dolor que sentir ese rencor le provocaba. No ella no quería odiarlo, quizás en el fondo aún sentía cariño por él, pero más que nada lástima. No lo culpaba, los dos se equivocaron.. Los dos trataron de cambiarse porque nunca se pudieron aceptar así tal cuál son. El seguía sin ver la realidad, sin aceptar que todo entre ellos estaba muerto, ¿que los unía?, nada.. absolutamente nada, sólo quedaban buenos recuerdos de los primeros años cuándo la ilusión del amor era más fuerte que las cosas que los separaban, cuando con un "te amo" resolvían las diferencias.. esas mismas diferencias que con el pasar del tiempo fueron haciendo más profundas y fueron marcando distancias...distancias que con los años formarón abismos.. abismos que dejaron heridas...heridas que hoy ya no se pueden sanar..

No, definitivamente Raúl ya no encajaba en su vida, se sentía hastiada de vivir en la sombra de su relación.. Había perdido su esencia por ser la mujer que él esperaba.. ¿Cuándo la escucharía y aceptaría por fin la separación?.. Nunca, le respondió su corazón.. En ese momento supo que jamás lograría que Raúl le diera el divorcio, lo mejor era irse.. Muy lejos donde él no la encontrará. Dejaría pasar un tiempo, y eso seguramente serviría a Raúl para aceptar este final y después podrá tramitar su divorcio al fin..

La vida es tan sabia que por algo nunca pudieron tener un hijo, pues en este momento se tendría que detener por un ser que no tendría culpa de los errores de sus padres. 

Y sin perder más tiempo en pensamientos de duda o de un futuro incierto, decidió seguir el impulso de su corazón y huir. Porque si, Iris se sentía consciente que de lo que iba a hacer no era más que huír, pero no se sentía cobarde, a veces las personas no te dejan otro camino que desaparecer de sus vidas para que puedan comprender y aceptar lo que con platicas y palabras su mente o su corazón terco y lleno de obsesión no le permiten ver.

De esa forma, Iris preparó sus pertenencias más necesarias y despejó su alma. Camino hacia la puerta y sin volver la mirada dejo atrás esa historia que hoy todavía representaba su presente para convertirla en su pasado... Un pasado que no pensaba permitir que regresará nunca más.. Salió de su pequeña casa para no volver.

LLegó a la estación y compró un boleto para el tren más próximo en pasar.. Seguro ese era su tren.. ese que su corazón quería abordar desde hace tanto tiempo..

Cuando Iris abordó, sólo alivio sentía en su alma, su corazón latía despacio, esperando a que rumbo los llevaría la vida... 

A donde Iris llegué, estoy segura que la esperarán nuevos caminos y una puerta de ilusión se abrirá para ella. Porque la vida nunca nos deja a medio camino.. Siempre nos tiene preparado algo mejor..

Quizás un nuevo amor.. el cuál Iris sabrá valorar y al que entregará su alma de una nueva forma.. pues los fracasos siempre dejan una enseñanza.. 

Cada experiencia, cada piedra deja una marca y si no quieres vivir lo mismo nuevamente.. tan sólo tienes que hacer las cosas diferente..

Iris será feliz... 

Eva..


miércoles, 8 de mayo de 2013

Hermoso este texto. .

Como Es Dios Para Ti - Blogs - Estampas

No existen mujeres cobardes.. sólo mujeres con miedo..


Te entiendo, no es fácil vivir en una realidad que no te gusta pero no te desanimes, yo sé que puedes salir adelante. Muchas mujeres como tú lo han hecho y hoy son felices, viven satisfechas y ya no miran para atrás. Yo misma hubo un tiempo en que me sentía como tú, un día sentí que el agua me llegó hasta el cuello, y comprendí que estaba tocando fondo y que había que hacer algo pronto sino me ahogaría para siempre en este mar de frustración.
¿Sabes amiga? Lo peor que podemos hacer las mujeres es instalarnos en el papel de víctimas, lamentarnos y repetirnos día a día lo mucho que sufrimos, ese es un grave error, porque es tan cómodo quejarse que nos llegamos a acostumbrar y hasta nos tratamos a nosotras mismas con lástima. Para empezar un cambio en tu vida es necesario que te olvides de que eres una víctima, al contrario eres mujer muy valiosa y lo único que necesitas es creerlo.
Amiga tienes que perder el miedo, ese es el primer paso. Amar no significa que tengamos que permitir que alguien tome nuestro destino en sus manos y acabemos convertidas en títeres. Para nada, acuérdate no somos víctimas ni debemos comportarnos como tales. Esconder tus deseos, reprimirlos sólo te lleva a que un día tomes decisiones equivocadas.  Necesitas reconocerte y darte cuenta que vales mucho. Recuerda todas las mujeres podemos convertirnos en mariposas pero nadie puede ayudarnos, así como la oruga tiene que librar su batalla sola en su interior para fortalecerse y romper su capullo, así nosotras debemos tomar fuerzas, y romper cadenas, no hay mujer cobarde amiga, sólo hay mujeres con miedo, eso es todo. Dentro de cada mujer temerosa existe una gran mujer valiente que un día debe aprender a volar.
Empecemos por perder el miedo a volar solas.
Eva.